La auto trampa del Estado mexicano:
La Ley Federal de Armas de Fuego
y Explosivos
Apolinar Rodríguez Rocha.
La cultura de la legalidad de ser un derecho constitucional ha devenido a algo indeseable para el ciudadano, un obstáculo para el derecho natural de auto defensa al propio gobernado y aun del propio gobierno establecido.
¿Se declaró por el Presidente de la Republica el estado de guerra contra el crimen organizado?
Describir el fenómeno pone el punto sobre la “ i”, refleja una lucha sin igualdad de armas: En México, el Presidente de la República es a la vez el dirigente de la población civil y máximo dirigente de las fuerzas armadas.
En general, en todo Estado, al declararse el estado de guerra, el primer paso que debe darse es armar al propio ejército. En el caso mexicano, el defecto fue que el Presidente de la República no aclaró a quién declaraba en guerra, si era a México en contra del crimen organizado o al ejército en contra del crimen organizado; en el primer caso se incluiría a la población civil, entonces se le debería armar y en consecuencia declararse la suspensión de vigencia de la Ley de Armas de Fuego y Explosivos, de forma transitoria; para que así los ciudadanos comunes pudieran armarse y poder ejercer su derecho a la defensa legítima.
Este pronunciamiento no se ha hecho, a pesar del gran poder de fuego del crimen. Aún más, esa Ley de Armas de Fuego no únicamente prohíbe a los civiles la posesión y el porte de armas, sino prohíbe a la policías el porte de armas de uso exclusivo del ejército, e incluso el ejército les desarman, por la falta de confianza en ellos de la Federación, lo que les deja en calidad de rehenes indefensos y con ellos al pueblo, además expuestos.
Formalmente, se declaró la guerra de México en contra del crimen organizado y de facto sólo se armó a las fuerzas armadas.
En la realidad existe un estado beligerante de tres fuerzas, al centro como fuerza neutra la población civil, de mayor número; por un extremo las fuerzas armadas, fieles al régimen (Fuerza Aérea, Marina, Ejército, Policía Federal, Policía Estatal, Policía Municipal, seguridad privada) ; y por la otra, las fuerzas armadas desertoras y anárquicas al régimen (ex: Fuerza Aérea, Marina, Ejército, Policía Federal, Policía Estatal, Policía Municipal, seguridad privada y reclutas o fuerzas preparada a doc).
Son lugar de batalla o escenario: Los grandes y/o pequeños centros de población, e incluso el despoblado.
Ataque individual a la población civil por la fuerza rebelde, incluso en lugares donde deberían estar seguros, edificios públicos y privados.
Por un lado, la Ley de Armas de Fuego y Explosivos, de indeseable vigencia formal, pero no de vigencia positiva, que prohíben sólo a la población dócil, la posesión de armas de fuego sin licencia y las de uso exclusivo del ejército y fuerza armada; y la existencia de una fuerza armada que no brinda seguridad suficiente a la población civil. Y un estado Mexicano que no es capaz de garantizar a la población dócil, el respeto de esa misma Ley respecto a los anárquicos. ¿Acaso sólo se gobierna parcialmente?
Por la otra parte, un gran número de ciudadanos rebeldes al régimen, han tomado las armas al lado rebelde, sin respetar las leyes formalmente vigentes, positivamente inexistentes, sobre armas de fuego e incluso abiertamente sobre y contra ellas, lo mismo les da morir de un lado que del otro, ¿será acaso que piensan: “por lo menos del lado rebelde tengo oportunidad material de defensa, y un medio (delinquir) de enriquecerme”?; mientras tanto a la población civil se les aplica con toda severidad y rigor la Ley de Armas de Fuego y Explosivos; una severidad cómplice, el Estado Mexicano, se convierte con una misma Ley de protector a verdugo, su Ley de Armas de Fuego y Explosivos se convirtió en la soga que ata las manos del infeliz pueblo condenado por el “Estado de guerra”, y por esa Ley a la indefensión en caso del ataque. Da matiz de violencia estructural, al fenómeno, la escasa oferta de empleo, el empleo mal remunerado, altos impuestos y un largo etc.
La conveniencia para el ciudadano ordinario de ser fiel al dudoso Estado de Derecho, está en duda: actualmente para el ciudadano, el Estado de derecho en México se asemeja más a un estado de Ley fuga: Formalmente México oferta libertad, seguridad jurídica, material y legal, derechos humanos y garantías constitucionales a cambio de una vida apegada al orden de legalidad.
El pueblo crédulo se somete, de inicio, por civilidad y acepta la libertad material (ilusoria, ofertada por México), y se desplaza, confiado en la seguridad que se le ofreció; sin embargo y contrario a ello, con escasa e ineficiente protección de parte del Estado, es asechado por ojos de múltiples depredadores y verdugos; de lo que percata hasta finalmente caer yerto, en su libertad ilusoria y el Estado sólo cumple su labor mandando sus condolencias.
En la Ley fuga: el verdugo pone al reo en libertad material, diciéndole que está en libertad, que huya, espera que tome distancia... y le ejecuta.
¡Es urgente adecuar la Ley de Armas de Fuego y Explosivos al estado de excepción por el Estado en guerra que ha sido declarado y que prevalece a tiempo indeterminado!
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